lunes, 23 de agosto de 2010

A MI NIETO

A pesar de estar mi vida llena de trabajo
incluso con una juventud que casi
no recuerdo haberla vivido,
ha sido ella, la vida, la que me ha enseñado
las cosas. Ha sido mi Universidad.

Desde que supe que vendrías,
mi vida tomó otro giro, todo
comenzaba a ser distinto.

Te he visto crecer en la panza de mamá
estando tu papá siempre al lado.
Ambos te hablaban, ambos te querían.
Eran conscientes de que su amor
era todo para ti.

El tiempo se ha hecho largo,
pero dulce ha sido la espera.
Veía cómo se acercaba la fecha.
Todos estábamos regocijados
porque venías a casa.
Un regalo de la vida venía a casa,
a tu casa, a la casa de los tuyos.

Yo, como los demás, deseaba
en mi interior abrazarte y darte
la bienvenida.

La vida estaba a punto
de enseñarme algo nuevo,
algo que nadie más que tú podrías concederme.

Y tú lo convertiste en un regalo.
Ese regalo, ¡bendito Dios!, estaba en tus manos
Y me lo diste. Me has hecho abuelo.