Como si se tratase de una pesadilla, como si algo o alguien
procurara impedir que encuentres lo que hace ya un tiempo buscas, es la
sensación que tengo en mi interior. Algo dentro de mí, sabe, siente, que desea escribir
sobre algo que está ahí. Es algo que presiento que me espera, que, incluso,
noto que lo tengo delante, pero por alguna razón no lo veo.
Esa especie de incertidumbre llega a inquietarme. De hecho produce inestabilidad en mi mente. Y no me encuentro bien, no estoy a gusto.
Son ya multitud de veces las que, lo comparo como si intentase alcanzar algún objeto para
el que no tengo la altura suficiente. Otras, incluso, creo que ya tengo la
idea. Pero no, es falsa alarma. También son innumerables las veces que
desespero sin poderlo remediar.
He estado leyendo con ahínco y durante bastante tiempo
varias vidas de escritores ilustres. En ellas he visto todo tipo de
formalidades, deformaciones profesionales confesadas, manías, costumbres y unas
formas muy distintas que cada uno tiene de darle luz a lo que sus
mentes tienen a punto de dictar.
Aprendí muchísimo de ellos. Pero, al escribir yo lo que
pienso en todo momento, tengo y he tenido siempre la precaución de que se trata
de un ejercicio modestísimo que me sirva a mí desarrollar las inquietudes que
tengo. Tengo bien claro que no soy más que un aficionado escribidor que intenta
hacerlo de la mejor forma posible, dando paso al método y a la constancia, al
trabajo y a la disciplina.
Soy muy consciente de que esta pasión por escribir en un
papel lo que se me ocurra, me ha llegado tarde y mal. Tarde porque no despertó
siendo joven y, mal, porque tampoco me ha sorprendido preparado literariamente.
Todo esto me lleva a pensar que esta especie de inquietud que siento hace
tiempo y de la que antes hablaba, tiene muchísimo que ver con los conceptos
tarde y mal en el debut de la escritura en mi vida.
Soy consciente de que, anímicamente, no estoy pasando buenos
momentos y, posiblemente, tenga algo que ver con todo esto. De cualquier
manera, sigo buscando esa historia que sé que me espera para que le dé forma y
vida. Sé que está ahí. Pero también sé que será una historia simple, sin más
importancia; sin un calado que sea digno de mencionar, y que posiblemente nunca
vea la luz como tantas otras ya escritas, pero será la mía. Significará que por
fin la he encontrado, a la que habré dado forma y vida desde mi rincón. Y señal
de que vendrán otras a seguirle.
Ese día me sentiré sosegado desde mi precariedad como
escribidor de ir por casa.
1 comentario:
Desde el mismo momento en que tu pluma se posa sobre el papel ya eres escritor.
Y ¿sabes qué pienso? Que esa historia está en tu mente desde hace mucho tiempo y saldrá; pero saldrá cuando tenga que salir. No tiene más que darle tiempo al tiempo.
Un abrazo.
CCH
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