Cuentan de un sabio que un día
tan pobre y mísero estaba,
que sólo se sustentaba
de unas hierbas que cogía.
¿Habrá otro, entre sí decía,
más pobre y triste que yo?;
y cuando el rostro volvió
halló la respuesta, viendo
que otro sabio iba cogiendo
las hierbas que él arrojó.
tan pobre y mísero estaba,
que sólo se sustentaba
de unas hierbas que cogía.
¿Habrá otro, entre sí decía,
más pobre y triste que yo?;
y cuando el rostro volvió
halló la respuesta, viendo
que otro sabio iba cogiendo
las hierbas que él arrojó.
Cada vez que leo esta pequeña joya de D. Pedro Calderón de la Barca, me siento bien. Reconfortado. Me ayuda a pasar el día con optimismo, con ilusión, pues siguiéndolo al pie de la letra me doy cuenta de que realmente me puedo considerar muy afortunado.
Indefectiblemente, su contenido, su gran contenido, es aplicable a todas las personas de este mundo. Si no, hagan la prueba. Por la mañana, al levantarse, hagan un pequeño ejercicio de reflexión. Bastarán simplemente unos 20 segundos. Pueden ayudarse mirándose al espejo y hagan un pequeño inventario de su situación personal en esos momentos; aleje todo lo superficial y material que nos rodea constantemente y al que, desgraciadamente, le prestamos más atención de la debida.
Recorra mentalmente el entorno familiar y de los verdaderos amigos. Si está todo en orden; perfecto. Se irán a los menesteres de ese día con ilusión y hasta de buena gana.
Si no es así, vamos a empeñarnos ese día en solucionarlo, pero siempre pensando en ese día, en el mismo al que pertenece esa mirada en el espejo. Es en ese preciso momento cuando este pequeño fragmento de “La vida es sueño” al que me refería al principio, tiene su fuerza más vigorosa.
Sin duda alguna les ayudará a acometer esta tarea, pues tal como refleja en su más hondo sentimiento, pueden interpretar que otros ni siquiera tienen ese espejo para poder reflexionar por la mañana.
Indefectiblemente, su contenido, su gran contenido, es aplicable a todas las personas de este mundo. Si no, hagan la prueba. Por la mañana, al levantarse, hagan un pequeño ejercicio de reflexión. Bastarán simplemente unos 20 segundos. Pueden ayudarse mirándose al espejo y hagan un pequeño inventario de su situación personal en esos momentos; aleje todo lo superficial y material que nos rodea constantemente y al que, desgraciadamente, le prestamos más atención de la debida.
Recorra mentalmente el entorno familiar y de los verdaderos amigos. Si está todo en orden; perfecto. Se irán a los menesteres de ese día con ilusión y hasta de buena gana.
Si no es así, vamos a empeñarnos ese día en solucionarlo, pero siempre pensando en ese día, en el mismo al que pertenece esa mirada en el espejo. Es en ese preciso momento cuando este pequeño fragmento de “La vida es sueño” al que me refería al principio, tiene su fuerza más vigorosa.
Sin duda alguna les ayudará a acometer esta tarea, pues tal como refleja en su más hondo sentimiento, pueden interpretar que otros ni siquiera tienen ese espejo para poder reflexionar por la mañana.
1 comentario:
Hola. Conformarse con lo que se tiene no basta, hay que mejorarlo cada día con este examen de conciencia al que aludes. No es nada fácil pero si una buena elección.
Gracias. Siempre hay otros que teniendo todo son más infelices que tu
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