“Si bien la muerte nos iguala a todos, nos queda la libertad de escoger la senda que más nos agrade, para llegar hasta ella. No debemos acusar al destino de nuestras desgracias que son las consecuencias de las opciones que hemos hecho. Si el hado nos depara un final idéntico podemos llegar a él por vías diferentes. Evitar que nuestro paso efímero por el mundo sea un tormento está en nosotros. En nuestra elección de vida, en lo que debemos y queremos ser”. De: “El confidente de cristal” FANTASÍAS INTERCALADAS. Nelson Barreiro Gougeon.
Cuantas más veces pienso en la cantidad de caminos que hay para llegar al mismo sitio, más pienso en la estupidez humana. Es una forma de comportarse. Ciertamente, algo o alguien debiera decirnos continuamente estas palabras y hacernos recapacitar en esta observación. De seguro que si todo el mundo fuese consciente de ello, nos miraríamos como compañeros de viaje, pero de un viaje de placer, a sabiendas de que no hay billetes de vuelta. Donde todos iríamos en fila pero sin montarnos los unos en los otros. Sin destrozar la vida del compañero de viaje. Sin tratar de pisotear a nadie. Con respeto y consideración al prójimo. Al individuo de al lado.
Qué inteligente sería poder elegir el uso del camino, es decir la elección de vida, lo que queremos ser, como dice el amigo Nelson. Pero también que esta elección fuera más fácil de conseguir que en la actualidad, en este mundo en el que vivimos.
Qué equivocación más torpe e insana cuando vemos los comportamientos generales de las personas entre ellas mismas. Si entre todos podemos hacer un edificio de ladrillos sólidos para que cuando hayamos partido lo puedan ocupar otros, tal vez nuestros hijos, ¿Por qué no lo hacemos? ¿Qué nos frena?
Es fácil de entender. El ego, la vanidad y la creencia de que somos únicos nos lleva a creer que una vez que se consiga, seremos mejores que los compañeros de viaje.
Pero si no lo conseguimos, entonces le echamos la culpa a terceros del causante de este final. Qué craso error.
Por otra parte es mucho más fácil estimular la vida desde cualquier punto de vista, que complicárnosla con el afán y la ambición desmedida. Y lo triste es que aún sabiéndolo, seguimos empeñados en continuar con el abatimiento de unos a otros. Con el orgullo, la codicia y vanidad como bandera, como estandarte de guerra.
¡Qué estupidez!
En este momento, cuando estoy escribiendo este razonamiento, me paro y me pregunto ¿estaré loco?
5 comentarios:
Cuanta verdad ! Y que tontos somos los seres humanos. No entendemos que todos vamos directos al mismo sitio.
Manuel , hoy por la mañana pasastes delante mio , yo me dirigia en coche hacia mi casa y tu ibas hacia "nuestra" cafeteria.
Te sonrei.
Un besazo
MARIA
Por si lo de los comentarios es un error, escribo de nuevo aquí.
Nos frena, creo yo, nusetra estupidez y nuestro orgullo.
Biquiños
¡Cuántas veces he pensado también en ello, Manuel!
Mi padre, que es un hombre muy sabio, desde siempre me dio un gran consejo que intento seguir: avanzando siempre sin hacer daño a nadie.
Y en eso estoy, intentándolo siempre.
Besotes.
Yo juraria que comente este post.
Los humanos estamos des-humanizados. Entre nosotros nos matamos de las maneras mas crueles. Si vemos alguien padecer lo juzgamos antes que ayudar .
Somos muy raritos.
Quizas estoy en crisis de sentimientos hacia la raza humana.
I want to belife but
Besotes
Maria
Einstein (creo) dijo que la inteligencia era limitada, pero que la estupidez por desgracia no conoce fronteras.
Los proverbios de sabiduría oriental reiteran una y otra vez: ¿por qué te comportas en vida como si todo lo que tienes ahora lo vayas a tener al otro lado?
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