domingo, 2 de marzo de 2014

DIVAGANDO SOBRE LA LECTURA DIARIA.

Absolutamente sin pretensión alguna y sin un pensamiento concreto, me siento a desayunar tranquilo leyendo un par de periódicos en la intimidad que procuro en una cafetería. Allí me deleita una música agradable.

A medida que voy leyendo los diferentes titulares me siento mal. Eso es algo que ya vengo notando hace tiempo. No hay lugar para el entusiasmo ni razón alguna que alimentar mi capacidad de ánimo para hacer frente al devenir del día o días que me vienen por delante.

Hago todo lo posible por intentar darle la vuelta a todo cuanto leo. De hecho casi lo estoy consiguiendo pero a base de ponerle mucha fe en el empeño. Lo consigo a medias, pues hay cosas que ni el mismísimo multiplicador de panes y peces es capaz de asumir. No me extraña que no haya vuelto más por este mar de lágrimas desde que se fue.

Antes, en el periódico de la mañana me leía hasta los anuncios de todo tipo. Con ello no quiero decir que soy un “devorador” de periódicos, sino que me interesaba por todo aquello que atañe de un modo u otro a mi comunidad.

Pero ahora tan sólo leo los titulares y nada más. Dejo para después leer todo aquello que crea que me puede levantar el ánimo o que sea susceptible de creer.

¡Creer! Esa es la palabra clave para conseguir darle la vuelta a toda aquella noticia o comentario alarmante o de más carácter. Como ya he aprendido a distinguir entre una noticia y una opinión sobre la noticia, practico algo que les voy a transmitir. Antes de abrir el periódico o revista me inculco en el subconsciente: “Manuel, esto que vas a leer tiene un alto porcentaje de ser mentira o, en todo caso, te dice media verdad”. Es decir, empezar a leer con escepticismo.

Al menos ya no salgo de la cafetería alterado, nervioso o cabreado.


¿Estaré madurando intelectualmente? Me pregunto.

1 comentario:

cuantocuento,castelo dijo...

Amigo mío, esto te ocurre por tener criterio y conciencia. Entiendo la sensación; llevo leyendo la prensa desde los quince años y creeme, cada vez tengo menos interés, y hago como tú, titulares (además, los periodistas cada vez son más parciales, es un asco)
Un abrazo, Manuel.