Acababa de empezar su andadura el mes de abril. Todo estaba
quieto y expectante al mismo tiempo, para ver qué traería este mes al mundo.
Aparentemente todo seguía igual, el cielo se encendía y se apagaba
a medida que iban transcurriendo las horas, la gente andaba en sus quehaceres,
el viento corría a su antojo y todo parecía inmerso en un continuo ir y venir
de acontecimientos.
Pero el acontecimiento más hermoso acaeció antes de haber
transcurrido la primera semana de ese mes dichoso. Acababa de venir al mundo mi
nieta Mar. Ese angelito que desde el mismo momento en que entró en nuestras
vidas ya florecía y brillaba. Y brillaba haciéndole la competencia al Sol, que
hasta éste se sintió celoso, pues la pequeña Mar brillaba por sí sola. Era como
si una pequeña partícula se hubiera desprendido de él.
Y con ella también llegó la felicidad y el regocijo de toda
su familia. Ha llegado y ya ha ocupado su sitio en ella, como la más hermosa,
como la más bonita joya que pueda ser admirada.
Ya está arropada a sus padres, tíos, abuelos y cuenta ya con
la compañía, el amor y la alegría de sus primitos Gael y Asier, quienes ya la
han besado como sangre de su sangre, como diciéndole: “Anda, Mar, que tenemos toda
una vida por delante y hemos de recorrerla y vivirla juntos.”
3 comentarios:
Imposible expresarlo mejor!!!
Gracias por este regalo, espero que sigas emocionándonos con este tipo de carta.
Mary
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